Cali, Colombia, 22 oct (Prensa Latina) El mundo enfrenta un déficit anual de 700 mil millones de dólares en financiamiento para la biodiversidad, de acuerdo con un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) divulgado hoy aquí.
Según el reporte del organismo, difundido durante la celebración de la Cumbre de Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16), es esencial cerrar esa brecha para salvaguardar la salud del planeta, ya que impacta directamente en la estabilidad climática, la seguridad alimentaria y el bienestar de las sociedades en todo el mundo.
Sin embargo, alertó además el estudio, los subsidios potencialmente dañinos para la biodiversidad superan cada año el billón (un millón de millones) de dólares en todo el orbe.
Propone entonces la entidad la aplicación de una nueva metodología que describa áreas de acción entre las que se hallan la identificación de subsidios dañinos, el rediseño de estos para minimizar sus impactos negativos la creación de Planes de Acción Nacionales para garantizar que el gasto público apoye resultados positivos para la naturaleza y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
«La pérdida de biodiversidad, la inestabilidad climática y la degradación de la tierra son crisis entrelazadas, y las soluciones implican desviar los flujos financieros públicos y privados de inversiones que dañan la naturaleza hacia políticas económicas positivas para la naturaleza», planteó el secretario general adjunto y director de la Oficina de Apoyo a Políticas y Programas del PNUD, Marcos Neto.
Añadió que una economía positiva para la naturaleza es esencial para asegurar un futuro sostenible, donde el crecimiento económico y la protección del medio ambiente vayan de la mano.
Los llamados a la acción por el PNUD se producen en medio de nuevos datos alarmantes del Fondo Mundial para la Naturaleza y la Sociedad Zoológica de Londres, en Reino Unidos, que revelan que las poblaciones de vida silvestre han disminuido en un promedio del 73 por ciento durante el último medio siglo.
El Índice Planeta Vivo muestra caídas particularmente pronunciadas en las especies de agua dulce, que cayeron un 85 por ciento entre 1970 y 2020, mientras que las poblaciones terrestres y marinas han disminuido un 69 por ciento y un 56 por ciento, respectivamente.